Los desafíos de la temporada de riego

Jorge Brito Obreque

Jorge Brito Obreque

El pasado lunes 30 de septiembre, el Ministro de Obras Públicas, Alberto Undurraga, entregó el informe de la situación de acumulación de nieve y condiciones hídricas generales del país (entre las cuencas de los ríos Copiapó y Ñuble), destacando que se prevé una temporada de riego 2015-2016 sustancialmente mejor que las anteriores.

No obstante ello, advirtió que aún los niveles de  nieve y de los embalses distan de acercarse a los promedios históricos, por lo que se requiere seguir cuidando los recursos hídricos.  De hecho, el Director General de Aguas, Carlos Estévez, dijo que es importante que tengamos dos años más como éste, porque eso nos llevaría a regularizar el déficit, sobre todo de los embalses.

Esta aclaración debe llevarnos a analizar con cuidado esta auspiciosa noticia. Por ejemplo, en la Región del Maule, los regantes del embalse Colbún ya sacan cuentas mucho más alegres que sus pares que dependen de la Laguna del Maule, debido a que, si bien esta última tiene un nivel que es un 23% superior, aproximadamente, al del año pasado, aún está lejos del de un año normal.  Por otro, y como lo apunta Estévez, aún dependemos de las veleidosas condiciones meteorológicas (marcadas por el fenómeno del cambio climático) que, de no repetirse de manera consecutiva en 2016 y 2017, nuevamente nos tendrán con cifras rojas para las próximas temporadas de riego.

Es en este contexto que el llamado al sector agrícola es a invertir en tecnificación, sistemas de telemetría y obras de conducción, para asegurar un mejor uso del recurso y disminuir las pérdidas. Las posibilidades que, al respecto ofrece la Ley de Fomento a la Inversión Privada en Obras de Riego y Drenaje, que administra la Comisión Nacional de Riego, son bastantes. De hecho, se sabe que el Maule es la región que capta anualmente la mayor cantidad de recursos. Y un tema a destacar, además, es que a contar de este año este cuerpo normativo se ve reforzado con fondos del Gobierno Regional, lo que aumenta aún más las posibilidades. A su vez, INDAP también ofrece una interesante gama de herramientas en esta misma línea, como el programa «Mi primera hectárea», que consiste en que, en cada concurso de riego, al menos el 30% deben ser proyectos de agricultores que en los últimos 10 años no han recibido subsidio para riego.

Asimismo, la solución de fondo al problema -la acumulación- es un aspecto en el que debe seguir trabajándose con una visión de política de Estado, que vaya más allá de los Gobiernos de turno. Y esto porque, si bien la recuperación de tranques que datan de la época de la reforma agraria o los proyectos de captación de aguas lluvia requieren de un período de ejecución breve y montos de inversión bajos, los grandes embalses implican un horizonte de tiempo que bordea los 15 años, desde el diseño del proyecto hasta su entrada en funcionamiento, y recursos económicos que requieren de un fuerte financiamiento estatal.

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