3 de marzo de 1985 y 27 de febrero de 2010 son fechas que para las generaciones actuales son difíciles de olvidar, estos grandes mega sismos causaron destrucción material de viviendas, infraestructura vial, fábricas y sectores productivos, los que en gran parte han podido ser recuperados, pero existe otro tipo de daño que aún se mantiene y en algunos casos difícilmente podrá volver a su condición normal, es el daño causado a las personas, los efectos traumáticos y sicosociales, ya sea por la acción directa del sismo como por la pérdida de seres queridos e historias familiares, son traumas y secuelas que muchas personas llevarán para siempre consigo. Lo anterior se menciona porque se ha vivido, y ¿Qué ha pasado con las generaciones anteriores que tuvieron que sufrir los efectos de los terremotos del año 1960, 1939 y 1928?, solo por mencionar algunos de los anteriores. Vemos que el país recupera su vida “normal” y todo va quedando en el pasado, con una tendencia a que este tipo de situaciones traumáticas es mejor dejar en el olvido. Existe una fijación en las autoridades y en la población que recuperado lo material ya todo esta normalizado y olvidamos que lo material debe estar al servicio de las personas y la sociedad en general. Pareciera ser que aplicamos el principio del avestruz, esconder la cabeza para no ver la realidad, lo que en muchas ocasiones pudiera servir de excusa para no mirar lo que sucede a nuestro alrededor y que afecta lo que somos como personas y parte de un mundo que muchas veces prioriza solo lo material, descuidando los afectos de la familia, amigos y seres queridos.
Diversos estudios indican el aumento de enfermedades como cáncer y otras patologías en la población por el debilitamiento de las defensas naturales del sistema inmunológico de las personas a consecuencia del shock emocional producido por el terremoto del 27-F. El aumento considerable de enfermedades mentales y otras enfermedades son la cara oculta del impacto producido por estos fenómenos. ¿Porqué es importante reflexionar sobre esto?, Porque aun hay una tarea pendiente y la necesidad de implementar programas en el área de salud comunitaria y mental que aborden integralmente esta situación. De igual modo cobra vital importancia la necesidad de promover una cultura de prevención, Chile es un país que permanentemente está sometido a los embates de la naturaleza, lo que nos hace recordar nuestra fragilidad como seres humanos, por consiguiente estas fechas de conmemoración deben ayudar a construir instrumentos que sicoeduquen a la comunidad en una cultura de prevención ante la ocurrencia de desastres que puedan afectarla y también a instar a la creación de una política de estado integral que asuma la reparación de los aspecto materiales y humanos que fortalezcan el desarrollo de una población sana y sustentable. Entonces es importante preguntarnos ¿Qué hacemos para mejorar como personas en un país que constantemente está expuesto a desastres naturales? ¿Cuáles son las prioridades en la vida de cada uno de nosotros? ¿Cómo ayudamos o que hacemos por aquel que sufre las consecuencias de la naturaleza?
