Semana Santa y el norte de Chile

Jorge-Brito-ObrequeSin duda la catástrofe del norte no ha dejado indiferente a nadie, las escenas de desolación, destrucción y pérdida inundan nuestras pantallas, pero no son capaces de dimensionar el dolor y la desesperanza que miles de compatriotas están viviendo en estas últimas jornadas.

Así como en esta semana contemplamos el sacrificio de Jesús por nosotros, Él también nos invita a conmovernos con el dolor de muchas familias que hoy viven la desesperanza. Chañaral, Copiapó, Taltal, entre otras zonas presentan los signos de una catástrofe natural sin precedentes en las últimas décadas, pero más que buscar responsables,  hoy el mensaje es el del buen Samaritano deteniendo el paso y prestando auxilio a quien lo necesita. En esta parábola debe estar el centro de nuestra acción, ya habrá tiempo para buscar responsables y mejorar situaciones, pero la contingencia nos debe llamar  a actuar. A no sólo sorprendernos con el dolor, sino a ponerse con un grano de arena para lograr traer esperanzas en familias que hoy sienten que lo han perdido todo. Esa misma sensación que vivimos con la muerte de Cristo que se supera con su resurrección debemos  llevarla a nuestra realidad, la empresa privada, los ciudadanos de todas las edades, familias, estudiantes, trabajadores estamos llamados a entregar una esperanza a los rostros de Cristo que hoy sienten que los han abandonado.

Chile ya sabe de catástrofes naturales y también accidentales, el año pasado el incendio en Valparaíso, el terremoto en Tocopilla, el mega terremoto y tsunami que afectó a nuestra región no son más que ejemplos de lo frágil que es nuestra vida y de cómo en unos cuantos minutos podemos enfrentarnos a la destrucción de los que nos parece firme y eterno, por ello se requiere aprender de los eventos pasados para enfrentarlos de mejor manera en el futuro y comprender también que el desarrollo de nuestro país está en nuestras manos y en la necesaria capacidad de ver en los demás el rostro de Cristo, entendiendo esto como la empatía en el dolor, asumiéndolo como propio. Respondiendo también, así, a la ética a la hora de construir y trabajar por nuestros hermanos elaborando un proyecto donde familias y sus sueños son beneficiarios.

Esta semana Santa llena de reflexión y esperanzas hoy nos presenta una realidad dolorosa, pero también nos invita a dar los mejor de nosotros y también nos señala que el Amor debe estar presente en cada una de nuestras acciones personales y profesionales, porque nuestras  obras siempre recaen en personas, siempre afectan a alguien, por eso el llamado es hacer nuestra tarea de la mejor manera posible viendo en cada uno de nuestros hermanos que están sufriendo   a Cristo crucificado.

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