El Papa en Chile, un mensaje de esperanza

La próxima semana llegará nuestro país el Papa Francisco, hito de gran relevancia que se enmarca en la segunda visita de un Pontífice a Chile. En esta oportunidad se le recibirá en un contexto social y político completamente diferente, con expectativas y realidades distintas, por lo que esta visita pastoral tendrá otras temáticas a plantear.

¿A qué viene el Papa?, ¿qué esperamos de su visita en esta sociedad laica? Un gran mensaje, destinado a motivar la esperanza, la búsqueda de la trascendencia y la promoción del desarrollo; puntos esenciales que no deben estar ausentes en esta ocasión. Por ende son estas palabras de paz las que hoy en día requiere nuestra sociedad, con el fin de constituirla en base a la justicia, la libertad, la verdad y la igualdad.

Asimismo, esta visita apostólica estará marcada por un sello sustentable, proporcionado por la organización, con iniciativas concretas inspiradas en la encíclica Laudato Si, apuntando a trabajar en tres ejes: medioambiental, social y económico. Un mensaje al cual ha estado ligado el Santo Padre desde siempre, apelando en su oratoria al cuidado de la creación y de la casa común, lo cual nos llega muy de cerca, debido a los problemas constantes que tenemos, como los incendios forestales, aluviones, sequía y todos los efectos del cambio climático.

Asimismo, la inmigración es un punto relevante, el cual se debe afrontar con un mensaje para que como sociedad analicemos cómo va a ser el espacio de acogida e integración en pro de una sociedad multicultural, la cual se abre a proporcionar un lugar para vivir y trabajar mejor. Esto debido a que se calcula que en el 2025 los inmigrantes serán más de un millón en nuestro país, por lo que necesitamos tener clara una postura, abierta y accesible, ya sea con los extranjeros como con nuestros pueblos originarios.

Bajo estos conceptos, este líder, de la religión con más fieles en el mundo, puede aportarnos con su mensaje a sobrellevar una sociedad compleja, animando la esperanza para ser constructores de la verdadera paz, mediante el respeto a la casa común, el respeto a los pueblos originarios y la acogida e integración a los inmigrantes, teniendo siempre como centro el respeto a la dignidad del ser humano.

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