Nos encontramos viviendo la que ha sido definida como la pandemia más compleja de los últimos años para la humanidad, e incluso algunos analistas ya se atreven a definir a la pandemia del coronavirus como la más importante de la historia, lo cierto es que esta pandemia es la más global de todas, porque ha comprometido a la humanidad en su conjunto. Si proyectamos esta lógica de comprender la causalidad y los efectos del coronavirus como un motor global de cambios, esta pandemia global, requiere y produce al mismo tiempo efectos muy diversos, entendiendo estos cambios como una total transformación de nosotros mismos, es decir, esta pandemia generará cambios mucho más allá del horizonte de la medicina y salud pública. En el marco de estas transformaciones, uno de los efectos menos estudiados y que sin duda más afecta a la vida en sociedad, son los cambios y las transformaciones psicológicas que están afectando cotidiamente la vida de las personas. Lo desconocido, lo incierto, lo radicalmente distinto, lo que el hombre no ha logrado dominar a plenitud, siempre a lo largo de la historia ha generado en las personas una lógica de gran incertidumbre, donde las personas incluso sienten y conviven con un sentimiento de temor en sus relaciones sociales, un temor a lo incierto a vivir y convivir en situaciones sociales y económicas muy distintas a la actual y sobre las cuales han construido sus vidas. De esta forma, observamos masivas y diversas situaciones de incertidumbre, tales como; la pérdida del empleo, la imposibilidad de planificar eventos y procesos de largo plazo, la imposibilidad de reunirse con sus seres queridos, la congelación o eliminación temporal de proyectos e iniciativas personales o familiares, el hacinamiento en los hogares muchas veces en espacios familiares restringidos y compartidos y sobre todas las cosas, el no tener la certidumbre de la solución médica y social a un problema que pareciera haber superado incluso a algunas sociedades que se definían del primer mundo. Hoy los chilenos nos encontramos viviendo una psicología de lo incierto, donde, no sólo, se percibe por parte de la ciudadanía el peligro de la perdida de la vida, sino, que también el transito a situaciones sociales, laborales y económicas muy distintas a las que se habían construido en su itinerario de vida anterior, esta sensación permanente de dirigirnos a vivir situaciones casi desconocidas y en las que las personas no ejercen un control de ellas, afecta sustantivamente la salud psíquica de las personas y en particular en nuestro país donde debemos recordar que, veníamos saliendo de un estallido social fuerte que ya había activado esta verdadera transición psicológica de los chilenos y que ahora la pandemia del coronavirus sin duda ha profundizado, lo único cierto en esta incertidumbre, es que estos cambios psicológicos y sociales conllevarán ineludiblemente hacia una convivencia social muy distinta a la de los últimos tiempos y esperamos que sea para mejorar la convivencia en nuestra querida patria.
Jorge Brito Obreque
Ing. Agrónomo
Junta Adelanto del Maule