Durante las últimas semanas se instauró en la palestra mediática la elección del gobernador regional. Pese a que la clase política ha manifestado constantemente la necesidad de descentralizar y que la regionalización ya es un común acuerdo, las tratativas se mantienen en suspenso. La ley que crea la figura de Gobernador Regional fue promulgada a fines de diciembre, no obstante el trámite todavía se encuentra estancado, debido a que la discusión por la creación de la Ley Orgánica Constitucional que regulará la elección de dicha institucionalidad ha carecido de quórum.
La elección de la figura del gobernador regional, que irá de la mano con la de los consejeros regionales, será un hito para la descentralización del país, permitiendo tener una figura representativa en las regiones, la cual posibilitará poder administrar de manera más próxima los recursos que cada zona posee, fortaleciendo el desarrollo desde una mirada particular y no general.
Esta nueva figura deberá velar por la proyección eficiente del trabajo, lo cual permita promover niveles de crecimiento sustentables en el tiempo, con el fin de incrementar el bienestar económico, social y la calidad de vida de los ciudadanos de la región que representa. Es por eso que las políticas públicas deben estar orientadas a las características de la zona, potenciando los recursos invertidos.
Según los datos del INE, el Maule figura como la cuarta región más grande del país, con una tasa de desocupación del 4,6%, donde las actividades silvo-agropecuarias son base de la economía. Una mayor capacidad de decisión local permitirá potenciar las capacidades de la zona y generar inversiones, conocimiento y desarrollo tecnológico en pos del bienestar de sus habitantes, mediante la formulación de planes de desarrollo regional de corto, mediano y largo plazo.
Por ende, esperamos que para este año se pueda realizar las elección de los Gobernadores Regionales, siempre y cuando se apruebe la Ley Orgánica Constitucional de Elección del Gobernador Regional y la Ley de Fortalecimiento de la Regionalización, la cual culminará con el centralismo de recursos que provoca que aquellas necesidades locales sean vistas desde la perspectiva de la capital del país y que impide aprovechar las características propias que cada zona posee.