Apego, Regulación Emocional y Crianza

En el PRM Rayun hablamos del Apego, es un término muy utilizado en los distintos campos de la psicología, trabajo social, psiquiatría, entre otras disciplinas sociales y de la salud, con esto nos referimos a un vínculo afectivo que se construye en los primeros momentos de vida entre la interacción y contacto que se establece entre la madre y el recién nacido o la persona encargada de su cuidado, una de las principales funciones de ello, es asegurar el cuidado, el desarrollo psicológico y la formación de una estructura de la personalidad en el niño, replicando patrones relacionales con el resto de sus relaciones de pareja u otras que involucren afectividad y expresión emocional.

Por ello, podemos considerar que el apego es la relación más íntima, profunda e importante que desarrollamos como seres humanos, ya que se caracteriza como un esquema inconsciente que construye el sujeto para relacionarse con su entorno, la cual es duradera en el tiempo, suele ser estable, relativamente consistente, y es permanente durante la mayor parte de la vida de un individuo.

En la actualidad se considera que el apego es uno de los componentes fundamentales para el desarrollo de los niños y niñas, ya que se percibe como una necesidad biológica, esto quiere decir que los niños y los adultos necesitan vivir vinculados a otras personas para que los cuiden, considerando que el ser humano es social por excelencia.

Además esto es importante porque es el espacio vital de crecimiento del niño, debido a que la calidad del apego que reciba el niño/a va a influir significativamente en cómo se comportará y desarrollará en un futuro, generando ciertos patrones al respecto, los que se denominan también bajo el concepto de modelos operativos internos, los cuales consisten en mapas cognitivos, representaciones, esquemas, guiones o directrices que un individuo construye de sí mismo a través de la relación con sus figuras de apego.

Finamente, es importante destacar que el apego le entrega al niño/a un sentido de seguridad, autoestima, confianza, autonomía, efectividad y autoeficacia para enfrentar el mundo externo, de acuerdo a la configuración y calidad afectiva que reciba de sus padres o figuras de apego.

Es por esto que el apego guarda relación directa con la crianza que genera el cuidador/a, adulto o padre en cuanto al niño/a, ya que si bien el apego no incluye todas las instancias de crianza que se perpetúan en la dinámica familiar, si guardan relación específica en aquellos momentos en que los/las niños/as sienten o expresan algún malestar, ya sea llanto, enfermedad, hambre, daño, soledad, entre otros, y el modo en cómodo los padres calman, contienen y regulan este malestar.

En base a lo anterior, es posible afirmar entonces que la calidad del apego que los hijos establecen con uno de sus padres o cuidadores, está determinada por cómo el adulto suele calmar los diversos malestares que puede sentir o vivir el niño/a, por lo tanto el apego es una relación afectiva estable, duradera e íntima que determina gran parte del desarrollo presente y futuro del niño/a, y que se configura en los variados momentos en donde el infante expresa su necesidad de ayuda y como los padres o cuidadores reaccionan ante ello, para desarrollar esta habilidad, es importante aplicar variadas estrategias en el periodo de crianza, entre ellas podemos mencionar las siguientes.

El apego no se forma en un solo instante de minutos u horas, sino en el día a día de la relación del niño con su figura significativa, desde el nacimiento hasta la adultez, es en este contexto que se considera que las instancias de juego con las principales para fortalecer una base segura donde pueda explorar el niño/a su ambiente y un refugio al cual recurrir ante una amenaza, esto propicia una interacción positiva a través de mecanismos lingüísticos simbólicos y metafóricos, reinterpretando el mundo externo a través de la imaginación y fortalecimientos de habilidades motrices.

También la lactancia es otra de las principales instancias para trabajar en la formación de un apego saludable, debido a que el niño recibe diversos estilos sensoriales cargados de afecto, contención y proximidad en el contacto, comprendiendo como la adulta puede encargarse directamente de sus necesidades primaria y lograr calmarlo en situaciones estresantes u hostiles.

Esto sumado a diversos hitos del desarrollo donde la implicancia e involucramiento de los padres o cuidadores en dichas circunstancias con sus hijos, ayuda a la formación de los modelos operativos internos del niño/a, donde crea un sistema de creencias e ideas positivas de la interacción con el mundo interno, como también una adecuada formación de su estructura interna.

Es importante que dentro de estos procesos el adulto, logre desarrollar una regulación diádica de la emoción con su hijo/a, donde pueda generar estrategias claramente definidas y aplicables para mantener, aumentar o suprimir un estado afectivo en curso que afecta negativamente en la estabilidad emocional del niño, para ello también es necesario que el adulto posea una capacidad de mentalización, es decir atribuir significados a los estados mentales del niño, pudiendo comprender las distintas señales verbales o no verbales que este expresa para manifestar su desregulación, conflicto o inquietud.

En conclusión, la importancia del apego en la crianza nos dice que tenemos que entregar todo el cariño, afectividad, contacto físico, que podamos a los niños. Es de ese modo como ellos aprenderán a enfrentar el mundo de un modo adecuado.

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