Camino a la reconstrucción

Jorge Brito Obreque

Jorge Brito Obreque

Los alcances que ha tenido la última catástrofe que afronta nuestro país ha causado impacto en distintos lugares del mundo. Los incendios forestales que a la fecha han consumido una superficie de 600 mil hectáreas, han generado 7471 damnificados y más de 1600 casas destruidas, lo que ha provocado diversas reacciones desde variados ámbitos.

Por ejemplo, la ayuda internacional no se hizo esperar. Más de 500 brigadistas de México, Francia, Brasil, Argentina, entre otros, llegaron a nuestro país a apoyar las faenas de los trabajadores locales. Además, los aportes económicos de Estados Unidos, Japón, Alemania y Canadá, entre otros, a diversas organizaciones, solventarán la labor que ejercen instituciones como Cruz Roja, Techo Para Chile y Bomberos. Las aeronaves facilitadas son otro punto relevante, donde el Global Super Tanker, el Ilyushin II-76 o el Antonov son un foco de esperanza y fe para terminar con los incendios.

Asimismo, la labor solidaria no sólo llegó desde el extranjero, sino que desde diversos puntos de Chile. La ciudadanía activa apoyó a sus compatriotas con alimentación, vestuario, medicina, entretención, etc., lo cual ha servido para mitigar el golpe de la pérdida en diversas zonas, donde los habitantes se han mostrado esperanzados en salir adelante pese a la inclemencia, una característica ya tradicional en el chileno frente a estos sucesos.

Al respecto, el portal de la BBC (Inglaterra) publicó la semana pasada una nota titulada «Qué hace que los chilenos sean tan resistentes a los terremotos, incendios y otras tragedias», destacando la capacidad de resiliencia del nacional frente a las diversas inclemencias que nos han tocado afrontar. «No conocí un bombero frustrado, un ciudadano de mal genio o un damnificado sin esperanza» indica el texto, donde retrata la experiencia del reportero en las zonas siniestradas de O’Higgins, el Maule y Bío-Bío.

Otro punto relevante es el rol ejercido por los medios de comunicación, quienes al verse enfrentados a diversos acontecimientos catastróficos han demostrado en esta oportunidad un quiebre en la forma de presentar los hechos. Se dejó de lado el sensacionalismo y amarillismo, el cual predominó en varios desastres, y se reflejó un carácter fraterno en las programaciones, con cruzadas solidarias entre canales de la competencia, por ejemplo. Además, las acciones realizadas permitieron conocer la realidad de diversos lugares, los cuales en otras instancias quedarían excluidos y a los que hubiese sido complejo llegar, sobre todo desde la ayuda gubernamental.

Pese a que los siniestros están en vías de terminar, queda un camino largo para poder remediar lo sucedido, pues existen diversos ámbitos que deberán ser solventados. Además de brindar un hogar y sus enseres correspondientes, es la contención emocional la cual no se debe dejar de lado para superar los hechos traumáticos vividos e intentar volver a la normalidad. También la recuperación y el apoyo a las fuentes laborales de las zonas afectadas es primordial, pues en estas localidades las actividades productivas son importantes formas de obtener ingresos para gran parte de la población.

Siendo también importante generar una cultura de la prevención de riesgos en las comunidades locales, debido a la constante relación que tenemos con los desastres naturales, trabajando desde la causa y no desde la mitigación de las consecuencias. Desde estos focos deben estar orientadas las políticas públicas, trabajando coordinadamente con instituciones y la comunidad, ya que es una labor a largo plazo que requerirá del apoyo de diversas áreas para lograr volver a la normalidad.

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