Chile: ¿Qué nos está pasando?

Una protesta de estudiantes la semana pasada, generada por el alza de los pasajes del metro de Santiago desembocó  en diversas movilizaciones ciudadanas en prácticamente todo el país. Pese a ser un movimiento transversal, algunos sectores han focalizado este hecho en las acciones vandálicas generadas por grupos que siempre en las movilizaciones sociales tratan de polarizar en la violencia sus oscuras intenciones. Sin embargo, mayoritariamente la ciudadanía se ha expresado pacíficamente para manifestar sus legítimas demandas exigiendo mayor justicia social, y bienestar para todos.

El país ha crecido económicamente, su ingreso per cápita es de los mayores de américa y su nivel de bienestar es equivalente. Entonces el gran problema de nuestra sociedad está centrado en la distribución de la riqueza, las inequidades a todo nivel que se expresan en nuestro comportamiento cotidiano y en los servicios que recibimos. Esta sociedad globalizada y de libre mercado,  ha producido inequidades, concentración de la riqueza en pocas manos, nepotismo etc ; viejas y nuevas pobrezas siguen afectando a los hombres y mujeres de nuestro pueblo. A nivel local, regional y nacional,  vemos que  las situaciones de exclusión y marginalización, tienen que ver con la “política”, con lo que hace o deja de hacer. Pero no sólo se trata del comportamiento de los líderes políticos, sino que también de las comunidades políticas asociadas en partidos o centros de opinión. De modo que todos se expresen en un pluralismo democrático teniendo siempre la defensa de la dignidad del ser humano y la promoción de los derechos humanos fundamentales y la equidad social. Sería muy preocupante que las autoridades solo respondan a las demandas que legítimamente ahora se han expresado y todo siga igual, y no seamos capaces de entrar en una profunda reflexión sobre el tipo de sociedad que estamos construyendo versus la sociedad que deseamos construir.

Es en estas circunstancias cuando se expresa lo mejor y peor del ser humano, lo que está verdaderamente dentro de nuestro corazón: ¿el dinero?, ¿el poder?, ¿el servicio?, ¿la promoción integral del ser humano?; ¿dónde realmente está nuestro corazón?

Es también en esta circunstancia cuando se debe ejercer el verdadero sentido de la autoridad, aquella que está destinada, al bien común, al servicio y no al servirse y tampoco a la dominación. Recordemos que la palabra autoridad viene del latín “augere” que significa hacer crecer. Estamos viviendo una etapa histórica de nuestra vida democrática y es responsabilidad  en primer lugar de los líderes  del país tener la capacidad de discernimiento para convocar a liderar los cambios  que la ciudadanía está exigiendo.

Jorge Brito Obreque

Ing. Agrónomo

Junta de Adelanto del Maule

 

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