Cuidemos el recurso agua

Jorge-Brito-ObrequeEn los próximos días finaliza el verano y vemos como las altas temperaturas agobian a las personas y más aún se prolonga el periodo de riego para los cultivos, praderas y hortalizas, somos testigos de cómo aun en las zonas más al sur de nuestro país están sufriendo sequía a causa de las bajas precipitaciones. Estamos viviendo un cambio climático de insospechadas consecuencias, la pregunta que nos hacemos, ¿Sabemos realmente cuál es el valor del agua? La humanidad todavía parece no darse cuenta de ello, un hecho que queda reflejado en décadas de mal manejo y gobernanza del agua en prácticamente todos los puntos del planeta. Sin embargo, se está haciendo cada vez más difícil pasar por alto la inminente crisis hídrica, especialmente para quienes ya sienten sus efectos.

Es claro  que el agua es un bien cada vez más escaso y que la legislación que regula su uso está en serio cuestionamiento en el país y a nivel global, se requiere para la vida del planeta una muy buena gestión  del recurso  agua. Éste no debería verse como un fin en sí mismo (una solución de una sola variante para un problema de una sola variante), sino como un medio para varios fines, como el consumo de la población, la conservación ambiental y el desarrollo socioeconómico.

Como resultado, los patrones de consumo del agua se deberían transformar de manera considerable, también de manera indirecta, a través de cambios en el consumo humano, la agricultura, la energía y el uso de la tierra.

El  despilfarro por el mal uso del agua, ha afectado de manera importante las reservas de aguas subterráneas, obligando a instalar a mayores profundidades los pozos desde los que se bombea. Las malas prácticas de riego  hacen que la eficiencia sea inferior al 20% y cause  diferentes grados de erosión del suelo.

Chile se enfrenta a una de las crisis más graves de su historia en lo que respecta a disponibilidad y acceso de la población al agua. Y la falta de lluvia no es la única responsable. Problemas estructurales de gestión y regulación; aumento explosivo de la demanda por agua, principalmente para abastecer la expansión de la inversión minera y agrícola exportadora; inmovilidad política y una férrea defensa de intereses privados de por medio, han llevado a Chile a las puertas del “colapso hídrico”, según algunos expertos.

Finalmente, parte de la crisis del agua se debe a la falta de capacidades institucionales a cargo de la gestión, los servicios de agua y saneamiento y la coordinación entre las instituciones. Una nueva normativa jurídica es urgente, Pero debemos actuar ya. El tiempo del agua se está agotando.

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