Que Chile sigue siendo un país extremadamente centralizado, y que este centralismo se replica a su vez, proporcionalmente, en cada una de las regiones, es algo ampliamente conocido y asumido por toda la sociedad.
Sin embargo, es el primero de estos fenómenos el que más afecta a un adecuado proceso de desarrollo de nuestro país, jibarizando los niveles de participación en las distintas instancias de tomas de decisiones vinculadas con los diversos sectores. «Hay que consultarlo con Santiago» es una expresión común en el quehacer tanto público como privado.
Y salvo el fallido y breve intento de dar a nuestro país una organización federal en 1826, en los albores de nuestra República, Chile no se ha salido de esta estructura. Ni siquiera el proceso de regionalización llevado adelante a principios de la década de 1970 logró morigerar esta situación. La mayoría de la toma de decisiones siguió estando en la capital, cuya región siguió creciendo de manera explosiva, vemos hoy día las consecuencias de dicha situación y lo bueno y malo que ello implica- gracias a la constante y cada vez mayor migración de personas que buscaban mayores y mejores oportunidades, llegando a tener casi la mitad de la población de todo el territorio nacional en un momento dado.
En un escenario así, la existencia de fuerzas vivas organizadas en regiones, que permitan articular a los diversos actores sociales, generando instancias de diálogo y de participación ciudadana, que se constituyan en nodos de desarrollo social, educacional, económico, político y cultural, se yergue como una imperiosa necesidad. Tanto la descentralización como una efectiva regionalización no se alcanzan simplemente con leyes o decretos. Antes de ello -mucho antes-, se requiere de una comunidad empoderada en sus derechos y deberes, en sus necesidades y desafíos, en sus oportunidades.
Es en este contexto que se reconoce la labor desarrollada por la Junta de Adelanto del Maule que, el pasado jueves 18 de junio, cumplió 25 años de existencia al servicio del desarrollo de la Región y en la que están representadas las más diversas instituciones del ámbito empresarial, académico, gremial y de desarrollo regional.
Junto con felicitar a todos quienes han colaborado a lo largo de este cuarto de siglo en esta iniciativa, no puedo si no desearle el mayor de los éxitos en los futuros desafíos que deberá enfrentar y que harán del Maule un mejor lugar para vivir, con mejores oportunidades y menos desigualdades.