Resignifiquemos la Navidad

Acabamos de celebrar nochebuena y navidad, instancias simbólicas donde las comunidades católicas, anglicanas y algunas protestantes y ortodoxas festejan el nacimiento de Jesús. Sin embargo, durante los últimos años ha aumentado el concepto consumista de esta festividad, donde los regalos han tomado mayor importancia frente al real significado, lo cual se ve reflejado en centros comerciales repletos durante los días previos y que muchas veces compromete en demasía el presupuesto de las familias, sobre todo de las más vulnerables.

Por ende, es importante poder rescatar el verdadero sentido de la Navidad y todo lo que conlleva, relevando el legado que nos dejó el nacimiento de Cristo en Belén que nace en un humilde pesebre. Este mensaje interpela a la sociedad, animándonos a ser personas solidarias mediante el desarrollo de acciones que ayuden al prójimo, sobre todo a los más necesitados, como compartir una cena o visitar a los enfermos y a los abandonados. La pobreza hoy tiene diversos rostros  y hoy son pobres, especialmente,  aquellos que siempre escuchan y nunca son escuchados.

Si bien aún hay signos y gestos que nos demuestran que existe espíritu navideño en nuestra sociedad, es importante relevarlo, para que no sea sólo un momento, sino que sea una actitud constante para enfrentar la cotidianidad, siendo más solidarios con los demás, para que juntos podamos promover la paz y la esperanza. Que este tiempo sea de reflexión y proyección, para ir avanzando en una sociedad no sólo desarrollada económicamente, sino que tenga y demuestre los valores y principios que deben orientar la vida de todo ser humano.

Así como el término Navidad en latín significa “Nacimiento de la vida para ti”, este periodo debe ser una instancia para reordenarnos y comenzar a vivir dejando de lado sólo el bienestar material, el consumismo y la indiferencia, acogiendo a Jesús y replicando aquel amor por el prójimo como un estilo de vida.

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