Principios de identidad
En octubre de 1987, el Consejo de Administración de Fundación CRATE creó este documento con el que se pretende clarificar la identidad de quienes trabajan en la Institución y que debiera ser el sello de quienes sirven a las familias pobres de la región; preocupación constante y primordial de la Iglesia y de la Fundación CRATE, como Institución de la Acción Social de ella.
- El Centro Regional de Asistencia Técnica y Empresarial, Fundación CRATE, fue creado por la Diócesis de Talca con el fin de propender al desarrollo económico, social y cultural de los sectores del agro, y en especial, de los pequeños agricultores y sus organizaciones de la Séptima Región.
- La Fundación CRATE, como obra de Iglesia Católica, participa de su misión de anunciar el Evangelio a todos los hombres y mujeres de los diversos ambientes a través de la acción que le es propia conforme a la Doctrina Social de la Iglesia. Para ello debe profesar, en consecuencia, una fidelidad activa y diligente al magisterio de la Iglesia y, en particular, al de su Obispo Diocesano.
- La Fundación requiere, para el cumplimiento de su misión, del testimonio de fe de sus dirigentes y demás miembros, sin excluir de su seno a quienes no participan de a fe de la Iglesia. Sin embargo, la catolicidad fundacional de ella, exige de quienes estén en esta última situación, una actitud de respecto y apertura hacia los principios que sustenta la Fundación y hacia la misión específica que a ella se le encomienda. Aquel que combatiere esos principios o los redujere a una acción política partidista, no debe formar parte de esta Fundación.La finalidad del CRATE, es servir a los campesinos y no servirse de ellos para ningún tipo de utilización. Los campesinos merecen pleno respecto y se trata de ayudarlos a crecer en dignidad y su valoración de lo que significa ser personas libres, adultas y cristianas. Quienes trabajan en la Fundación necesitan tener siempre presente que están para servir al mundo rural, al hombre y a la mujer que pertenecen al mundo del Agro.
- La Fundación tiene una vocación de servicio del bien común orientado, principalmente, hacia la satisfacción de las necesidades de los sectores más desposeídos del Agro. Este servicio del bien común lo realiza mediante la actividad que le es propia y específica según Estatutos y con los medios proporcionados por la Iglesia, otras instituciones y personas que contribuyen a su realización.Por intermediación, de comunicación cristiana de bienes, la Fundación está obligada al máximo respeto frente a sus patrocinadores y beneficiarios, en cuanto a la sobriedad, eficiencia y eficacia con que debe utilizar los recursos puestos a su servicio.
- El agente de la obra de la Fundación, son todos y cada uno de los que trabajan en ella, ordenados de tal modo que cada uno tienen responsabilidades, y consiguientemente, deberes y derechos según la función que realizan en conformidad a su organización. No son atendibles, por tanto, basados en una falsa caridad, las consecuencias laborales que emanen de las transgresiones a las obligaciones funcionarias y de lealtad institucional que a cada uno le corresponde.
- La característica del accionar de la Fundación está dada por los Programas específicos de Trabajo, por lo tanto, actividades que tienen un objetivo, un tiempo de realización y una evaluación del éxito o fracaso en el logro del mismo, constituyen exigencias a nivel de principios técnicos para la aprobación de cada programa; la clara explicitación de las metas que se quieren alcanzar y de los criterios verificadores de dichas metas, la formulación de las actividades y del tiempo que se estima necesario para alcanzarlos y una estimación razonada de los costos económicos involucrados, todos ellos establecidos, conocidos y aprobados con anterioridad a la implementación y puesta en marcha de cada Programa.
- Debe tenerse presente que la Fundación, como Institución de Iglesia, asume preferentemente una función de suplencia, testimonio y símbolo dentro de la sociedad, debiendo actuar en subsidio y en ausencia de otras soluciones, por tanto, su finalidad no es la de asumir permanentemente una tarea, institucionalizándose en un rol determinado frente a una comunidad dada, sino que limitarse a señalar un camino, probar su eficacia y proponer a las personas afectadas su asunción como hombres libres, maduros y responsables, y sin perjuicio del seguimiento posterior y apoyo que requieran otros estados del desarrollo de la comunidad.
- Por último, el Consejo de la Fundación quiere precisar para los fines operacionales del CRATE, lo que se debe entender por Promoción y Desarrollo.Entendemos por Desarrollo a aquel proceso de cambio autosostenido que conduce a un mejoramiento continuo de todos los aspectos de la vida de una familia y, de su inserción en la organización social, como medio de hacer más plena la realización del hombre conforme a su naturaleza de hijo de Dios. Este proceso integral puede ser desagregado, para fines de implementar programas de trabajo, en subprocesos coordinados de crecimiento económico, de capacitación y organización, y de mejoramiento de la calidad del medio ambiente físico en que tienen lugar las actividades de la familia y su vida social.
Entendemos por Promoción humana las “actividades que ayudan a despertar la conciencia del hombre en todas sus dimensiones y a valerse por sí mismo para ser protagonista de su propio desarrollo humano y cristiano. Educa para la convivencia, da impulso a la organización, fomenta la comunicación cristiana de bienes, ayuda de modo eficaz a la comunión y a la participación (P.477).
De este modo, el desarrollo que buscamos se sustenta en la satisfacción de las necesidades humanas fundamentales, en la generación de niveles de autodependencia y en la articulación orgánica de los seres humanos con la naturaleza y la tecnología; de los procesos globales con los comportamientos locales; de lo personal con lo social; de la planificación con la autonomía y de la sociedad civil con el Estado.