Los desafíos pendientes de El Pehuenche

Jorge Brito Obreque

Jorge Brito Obreque

El cierre del paso fronterizo Los Libertadores los días 23 de enero y 1 de febrero debido a aludes provocados por la lluvia en la zona cordillerana y  a causa de la caída de un puente en la zona argentina respectivamente, pusieron a prueba no sólo la razón fundamental del Paso Internacional Pehuenche –ser la alternativa al primero– sino que también el cómo estamos preparados como región para lo que ello implica.

No obstante los esfuerzos desarrollados por nuestras autoridades, está claro que aún no estamos a la altura de lo que se espera para que el Pehuenche sea una real alternativa a Los Libertadores en caso de que éste se vea impedido de funcionar. El colapso que se vio reflejado en las largas filas de espera del lunes 25 y el martes 26 de enero, y la decisión de desviar todo el tránsito de camiones hacia los Pasos Pino Hachado y Cardenal Samoré, en la Regiones de La Araucanía y de Los Lagos, respectivamente, tanto en aquella ocasión como durante los primeros días de febrero, dan cuenta que aún queda mucho por hacer.

Hay que reconocer que se ha avanzado bastante en concretar esta anhelada ruta internacional, que forma parte de un corredor bioceánico que une los países del Mercosur, sobre todo en lo que respecta a los compromisos adquiridos por Chile (Argentina aún tiene pendiente la pavimentación de un tramo). Sin embargo, el tener que reforzar las dotaciones aduaneras, para que la espera de quienes tienen que cruzar de un lado a otro, no sea “tan larga” es ya un llamado de atención. Para que El Pehuenche sea una real alternativa a Los Libertadores, lo primero que debemos solucionar es el problema de los colapsos.

Por otro lado, cabe destacar que se han hecho –y se siguen desarrollando– notorias inversiones en infraestructura vial para que la Región del Maule esté a la altura de las circunstancias. Al respecto se pueden citar los bypass de San Clemente y de Linares, y el nuevo puente que une la ruta internacional, a la altura del sector de Corralones de la primera de estas comunas, con la de Colbún. Esto ha venido a reforzar el arco oriente, de modo que el transporte de carga que va y viene hacia los puertos de las Regiones de Valparaíso y del Bío Bío pueda optar por rutas alternativas, conectando la Ruta 5 a la altura de Molina y de Linares, en cada caso.

No obstante lo anterior, queda la inquietud respecto de otros temas de no menor importancia. Uno de ellos es la urgente necesidad de un puerto seco en el Maule. Otro es la capacidad hotelera e infraestructura turística de una región que ya no es sólo zona de paso de norte a sur dentro de Chile sino que, además, parte de un corredor bioceánico que cada vez cobra mayor importancia en el flujo económico internacional. Y, por qué no decirlo, aspirar a la concreción de un gran puerto en Constitución. De este modo el Maule no sólo ve pasar el desarrollo,  sino que es un actor del mismo.

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